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Un estudio publicado en The Journal Of Child Psychology and Psychiatry, demostró que hay «una influencia genética significativa» en que los niños sean melindrosos.
Esto se descubrió después de que los científicos estudiaran a más de mil 900 pares de gemelos de 16 meses y sus diversos hábitos alimenticios. Al comparar a los gemelos idénticos y no idénticos, los investigadores determinaron que la genética es la principal causa de lo que les gusta comer o no.
Cuando las comidas son negativas, hacen que el niño esté de mal humor, y esas tendencias quisquillosas se vuelven más fuertes. No sufras más y dale variedad de alimentos nutritivos, sin hacer demasiado énfasis en si es melindroso o no. Si le cuesta trabajo comer, puede que ser picky sea parte de su ADN.
NOTA: Con un estímulo positivo, aprenderá sin ser tan selectivo.
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