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Qué hacer si un niño tiene pesadillas

Las pesadillas sí se pueden evitar y de formas muy sencillas.

pesadillas
¿Tu bebé está teniendo problemas para conciliar el sueño o se despierta inquieto o muy asustado? Ante este tipo de situaciones, seguramente has tenido una reacción adecuada pero debes identificar por qué está teniendo este problema. 

Lo más importante es que estés consciente de que, si sabes manejar adecuadamente tus emociones podrás manejar las de tus hijos. ¿A qué nos referimos? Cuando los papás son aprehensivos y se angustian con facilidad, va a ser más difícil apoyar a sus hijos en el manejo de sus emociones.

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Si están en la etapa en la que las pesadillas son cosa de todos los días, te damos algunos tips para que sepas qué hacer para evitar que tenga pesadillas: 

  1. Cuando lo acuestes en la cama, puedes rociar en la recámara alguna esencia floral como lavanda para ayudarlo a relajarse.
  2. Pone música relajante y cántale –si es algo que disfrutas hacer-.
  3. Cuéntale un cuento. No importa su edad y si crees que aún no le va a entender. La idea es que se acostumbre a tu voz y la asocie con relajación.

Esto puedes hacer si se despierta asustado por una pesadilla: 

  1. Relájate para que puedas contener mejor a tu hijo.
  2. Abrázalo y hazle saber que contigo puede sentirse seguro.
  3. Si su edad va de los 4 años en adelante, pídele que te platique lo que estaba soñando y valida cualquier sentimiento que experimente. Tómalo como verdadero para él, ya que se sentirá con confianza de contártelo y podrán encontrar juntos una solución.

Las causas más comunes de las pesadillas son: 



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Parasomnias. Episodios breves o parciales de despertar pero que realmente no representan una interrupción importante. Son muy comunes entre los 3 y los 6 años de edad.

Sonambulismo. Es la repetición durante el sueño de conductas aprendidas. No lo despiertes nunca, sólo háblale con frases cortas para llevarlo a la cama.

Terrores nocturnos. Suceden durante la primera mitad de la noche en fase de sueño profundo. Hay gritos, llanto brusco, miedo intenso y sudor frío. Aparecen alrededor de los 2 o 3 años, y hasta los 12.

Pesadillas. Ocurren en la segunda mitad de la noche, durante la fase REM y el niño explica claramente qué es lo que soñó y le despertó. A medida que disminuye la ansiedad diurna, los episodios también tanto en intensidad como en frecuencia

 

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