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Papás sobreprotectores con crianza hipervigilante

¿Cuál es el origen de una crianza hipervigilante? Diana Arreola explica todo sobre los papás sobreprotectores y cómo afectan a sus hijos.

papás sobreprotectores
Un papá sobreprotector es así por muchas razones. Hoy en día la crianza se rige por varios factores: sobre-información que nos aleja de nuestra intuición, hiper-vigilancia constante que desata miedo; cansancio excesivo y aspiración a la paternidad perfecta que promueve competitividad y una crianza individualista.

Lo anterior es un fenómeno mundial por la percepción que se tiene de la inseguridad que vivimos como sociedades.

El resultado en temas de crianza y desarrollo de habilidades para la vida, como lo indica David Eiger profesor de la Universidad de Tecnología en Sidney, se deriva en un “Trastorno por déficit de riesgos”.

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Este trastorno se refiere a que los niños y adolescentes no están expuestos GRADUALMENTE a riesgos sanos y no desarrollan las habilidades para identificar y evaluar riesgos de la vida real.

Lo anterior causa conflictos en la adquisición de autonomía, independencia y confianza en sí mismos.

La evidencia científica confirma que los adolescentes de hoy son menos capaces, menos independientes y tienen menos salud mental que hace 10 años.



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¿Cuál es el origen de una crianza hipervigilante? ¿El mundo es realmente más peligroso que antes? ¿Tenemos razón en querer sobreproteger a nuestros hijos? ¿Por qué es más difícil para los papás de nuestra generación soltar a los hijos?

La explicación de la crianza hipervigilante

Tecnologías de Hipervigilancia: La saturación de aplicaciones que tenemos hoy en día para rastrear la ubicación de la familia genera un constante estado de alerta y necesidad constante de protección.

Lo anterior desencadena en una sensación permanente de inseguridad del entorno que se traduce una crianza basada en el miedo con conductas de compensación y paranoia al entorno.

El pensamiento recurrente de los padres y madres ante esto es: “Si algo malo pasa con mis hijos es culpa mía por no estar pendiente”.

Los lazos entre la comunidad son más pobres: Uno de los desafíos más grandes a nivel social post pandemia es el crear nuevamente un sentido de comunidad que nos haga empatizar, escuchar y observar las necesidades del entorno. Pocas son las comunidades que se conocen entre ellos y tienen una sociedad con enfoque colectivo. Esto genera que los padres eduquen con una orientación individual y competitiva.

Agendas Saturadas: Salir por las tardes a jugar con los vecinos está fuera del alcance. Lo anterior ha generado que las agendas de los niños estén saturadas con clases extraescolares.

Los papás sobreprotectores no permiten que los niños pasen tiempos libres, por ejemplo: entretenimiento en las fiestas no permiten que se desarrolle en ellos la iniciativa de crear un juego, el liderazgo, la resolución de conflictos, toma de decisiones que incluyan a la mayoría, por mencionar algunas.

 ¿Qué hacer si son papás sobreprotectores y cómo permitir que los críos tomen riesgos?

  1. Desarrollando estrategias que ayuden a recuperar la calma en momentos de crisis, es: AUTORREGULACIÓN EMOCIONAL. Actividades como meditar, mindfulness y ejercitarnos promueve la liberación de hormonas que ayudan a funcionar desde un estado más objetivo y equilibrado. Tomemos en cuenta que la ansiedad de los padres sobreprotectores es profundamente contagiosa a los hijos.
  2. Reconociendo si tenemos alguna experiencia traumática en nuestra historia que ocasiones que seamos papás sobreprotectores y que cause que cuando los niños están en riesgo, se «encienda» una alerta.  Ser conscientes de esto nos ayuda a hacernos cargo de lo que “nos toca” y realmente disfrutar el crecimiento de nuestros hijos.
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  3. Enfocándonos en lo que SI pueden aprender de nuevas experiencias: un campamento de verano, cambiarse de escuela, mudarse de ciudad etc… son cambios que pueden generar en nuestros hijos resiliencia y fortalecerlos emocionalmente.
  4. Que vea que no te “asusta” que tendrá experiencias en las que podría pasarla mal. Mirarlos con competencias y capacidades, fomenta en ellos la seguridad de que pueden afrontar diversos retos e integra en su diálogo interno la idea de que son CAPACES y que pueden resolver sus vicisitudes.

 

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