Spoiler: no es porque les falte entretenimiento.
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Niños aburridos que tienen todo… pero les falta algo clave
Aunque suene contradictorio, tener tantas opciones puede ser parte del problema. Antes, jugar significaba inventar, imaginar y moverse. Hoy, los niños muchas veces solo reciben estímulos pasivos: pantallas, juguetes que hacen todo por ellos, horarios llenos de clases. Eso no deja espacio para algo fundamental: el aburrimiento creativo.
Según un artículo publicado en Parents, los expertos coinciden en que el aburrimiento es parte esencial del desarrollo infantil. No es algo malo que tienes que evitar a toda costa. Al contrario: es un espacio que les permite descubrir qué les gusta, pensar, imaginar, crear.
¿Y si están sobreestimulados?
Seguro quieres lo mejor para tu hijo. Así que lo inscribes en natación, estimulación temprana, clases de arte… pero ese calendario lleno podría estar jugando en su contra.

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La doctora Rebecca Schrag Hershberg, psicóloga infantil, explica que el exceso de estímulos externos no deja que los niños desarrollen recursos internos. Es decir, no aprenden a autorregularse ni a tolerar el aburrimiento. Se vuelven dependientes de que “algo pase” todo el tiempo.
Y aquí viene la paradoja: cuando no pasa nada, no saben qué hacer.
¿Qué tiene que ver la tecnología?
Muchísimo. El uso excesivo de pantallas puede disminuir la tolerancia a la frustración. Todo en los dispositivos es inmediato, colorido, emocionante. Pero la vida real no siempre lo es.
Los niños que pasan mucho tiempo frente a una pantalla pierden interés en juegos simples o actividades más lentas. Y cuando algo no los estimula al instante, lo desechan con un “me aburro”.
Además, un estudio de la Universidad de Boston encontró que los niños que usan pantallas más de dos horas al día tienen menos habilidades para resolver problemas por sí mismos. Es decir, les cuesta más inventar qué hacer cuando no tienen algo frente a ellos.
Entonces, ¿qué puedes hacer tú?
- Déjales tiempo libre sin estructura.
- No llenes cada minuto de su día con actividades.
- No respondas siempre al “me aburro” con una solución.
- Enséñales a tolerar el aburrimiento y ver qué surge de ahí.
- También puedes proponerles materiales abiertos: plastilina, cartón, bloques, papel. Cosas que no tienen un “modo correcto” de usarse. Ahí es donde nace la creatividad real.
El aburrimiento no es el enemigo
Entender por qué los niños están más aburridos que nunca te ayuda a ver el aburrimiento con otros ojos. No lo veas como un problema que debes resolver de inmediato. Mejor, velo como una oportunidad: es el espacio que tu hijo necesita para conocerse, inventar y crecer.
Y la próxima vez que te diga “no sé qué hacer”, no corras a rescatarlo. Respira. Acompáñalo. Y déjalo encontrar su propio camino.