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Tú también fuiste adolescente
La adolescencia no llega con un instructivo, pero sí con muchos cambios. Tu hijo o hija necesita empezar a construir su identidad, separarse un poco de ti, probar quién es por su cuenta. Es normal que deje de contarte todo. No es personal. No es que ya no te quiera. Es desarrollo neurológico y emocional en acción.
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Según la American Academy of Pediatrics, durante la adolescencia, el cerebro pasa por una reestructuración importante. Se desarrolla el pensamiento abstracto, se refuerzan las emociones intensas y se busca más independencia. Es parte de su proceso de crecimiento, no un rechazo directo a tu cercanía.
No solo te quiere, sino que te necesita: Vínculo silencioso de adolescentes
Tal vez ya no te cuenta cómo le fue en el examen, pero sí te busca para que lo lleves a esa reunión con amigos. Eso, aunque no lo parezca, es una señal de que se siente seguro contigo.

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Estudios del Journal of Adolescence muestran que los adolescentes valoran muchísimo la presencia constante de sus papás, incluso cuando ya no buscan la misma interacción verbal que antes. Estar disponible sigue siendo clave, aunque haya menos plática.
¿Cómo acompañar sin invadir?
- Acepta el silencio y no presiones. Aunque quieras sacar plática después de recogerlo en algún lugar, muchas veces solo necesitan saber que estás ahí.
- Crea espacios sin agenda. Muy casualmente pídele ayuda con la comida, invítalo a ver una pelo o serie… tiene que ser natural.
- Escucha sin juzgar. Si suelta algo (aunque sea mínimo), evita interrumpir o dar sermones con regaños.
- Respeta su privacidad. Nada de leer su celular a escondidas o entrar a su recámara.
- Sé constante. Aunque te ignore o te conteste monosílabos, sigue estando presente.