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Adolescentes violentos y el caso del alumno de la Anáhuac

Los adolescentes violentos parecen ser parte de la vida diaria. Más de los 176 mil homicidios que se dan cada año en el mundo entre jóvenes de entre 15 y 29 años.

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Crédito: STOCK

Los adolescentes violentos parecen ser parte de la vida diaria. Según datos de la World Health Organization, más de los 176 mil homicidios que se dan cada año en el mundo suceden entre jóvenes de entre 15 y 29 años, lo que supone el 37% del número total de homicidios.

De acuerdo con estos mismos datos, el homicidio es la tercera causa de muerte más frecuente en individuos de entre 15 y 29 años, y la gran mayoría de víctimas son hombres.

Por cada persona joven asesinada, muchas otras sufren heridas que requieren de tratamiento hospitalario. Cuando no resulta letal, los adolescentes violentos tienen un gran impacto social, a menudo de por vida, en el desarrollo físico y psicológico y en el funcionamiento social del individuo.

Las peleas físicas y el acoso también son comunes entre las personas jóvenes. Un estudio realizado por WHO en 40 países en desarrollo reveló que, de media, lo sufrían el 42% de los niños y el 37% de las niñas.

Según la Encuesta Nacional de Adolescentes en el Sistema de Justicia Penal 2022, publicadas por el Inegi, a escala nacional, hay más de 3 mil adolescentes en conflicto con la ley, 59.4% son jóvenes de 10 a 22 años y 25.5% de 16 a 17 años.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe), más de 66 mil personas entre 18 y 29 años se encuentran en prisión y la principal causa de muerte de las personas de 15 a 35 años son las agresiones y homicidios.



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Adolescentes violentos y el caso de un joven agresor

El 27 de noviembre un joven, quien fue identificado como alumno de la Universidad Anáhuac, golpeó a un guardia de seguridad privada, solo por que le solicitó identificarse y al no hacerlo correctamente, se negó a levantar la pluma de acceso en un inmueble de Lomas de Angelópolis, Puebla.

Los hechos quedaron grabados por cámaras de seguridad y por una conductora de una camioneta que pasaba por el lugar. Esta fue la forma de denunciar al estudiante, en las imágenes se ve cuando el joven entra, empuja al guardia de seguridad, lo golpea y exige que le abra la pluma, pues no sirvió con la aplicación de su celular.

La Universidad Anáhuac Puebla expulsó al alumno de preparatoria, condenando el uso de violencia. El gobernador de Puebla también lamentó el hecho y el clasismo que le acompaña..

¿Por qué está aumentando la violencia entre nuestros jóvenes?

Para hablar de violencia, primero hay que diferenciar la violencia de la agresión y para eso platicamos con Marcela Escalera. Directora del Instituto Neufeld Español.

Violencia: la violencia se refiere a la amenaza o uso intencional de la fuerza física o psicológica para causar daño, sufrimiento o control sobre otra persona o grupo, y tiene como resultado la probabilidad de daño psicológico, lesiones o la muerte.

Esto puede manifestarse de diversas maneras, como violencia física, verbal o sexual.

Agresión: sucede como explosión de una frustración y puede ir dirigida o no hacia una persona o propiedad, pero el objetivo no es causar daño, sino sacar esa energía.

¿Son violentos todos los jóvenes?

No. No se puede generalizar a partir de un hecho como el de Puebla, ni siquiera a partir de varias situaciones violentas. Pero si hay que considerar los factores de riesgo que pueden contribuir a comportamientos violentos. Y sí estar conscientes de que hay más adolescentes violentos (y adultos) actualmente.

La mayoría de los jóvenes desarrolla habilidades de auto-regulación y tienen la capacidad de integrarse poco a poco a la sociedad con conductas civilizadas. Si un joven tiene vínculos seguros con adultos, modelos adecuados y espacios emocionales seguros en casa, puede expresar sus emociones y aprender a regular su expresión. Pero si en la familia hay violencia, él o ella muy probablemente van a tener conductas violentas.

La adolescencia implica vaivenes emocionales. Pero no todos los jóvenes atacan a la primera señal de malestar o frustración y no todos los jóvenes lastiman a la otra persona con la intención de dañar. Ahí entran en juego cosas como la crianza, el ambiente familiar, los amigos, el colegio, la salud mental…

No hay reglas fijas, pero la ausencia de adultos a cargo, los adolescentes violentos pueden vivir violencia intrafamiliar (o escolar) y la exposición a modelos violentos (como los contenidos en redes) juegan un papel importante.

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¿De dónde surge la violencia?
  • Genética: Algunos estudios sugieren que ciertos rasgos relacionados con la agresión pueden tener bases genéticas, pero hoy sabemos que genética no es destino y que esto se puede modificar.
  • Neurobiología: El funcionamiento del cerebro y la influencia de neurotransmisores pueden desempeñar un papel en la regulación de impulsos y comportamientos agresivos.
  • Desarrollo infantil: Experiencias traumáticas durante la infancia, como abuso físico o emocional.
  • Trastornos mentales: Algunos trastornos psicológicos pueden aumentar el riesgo de comportamientos violentos, aunque la mayoría de las personas con trastornos mentales no son violentas.
  • Ambiente familiar: El entorno en el hogar, incluyendo la calidad de las relaciones familiares y la presencia de modelos a seguir.
  • Presión social: Los modelos, la información en redes, la influencia de los amigos o grupos que tienen mayor influencia que los valores en casa y las expectativas culturales.

Una gran parte de los actos violentos en situaciones sociales se relacionan con consumo de sustancias, desde alcohol hasta drogas

¿Qué podemos hacer?

1) Educación familiar: padres informados y con espacios emocionales que les ayuden a regular su agresividad y a dar espacios emocionales seguros a sus hijos. Transmitir en casa formas aceptables de sacar la frustración.

2) Educación en el colegio: Dar modelos de convivencia sin violencia.

3) Asesoría familiar: si alguien está viviendo violencia en su familia puede actuar hoy y pedir ayuda. Es indispensable romper el ciclo. La violencia no es normal y no se debe aceptar.

4) Si un hijo tiene dificultades para manejar su frustración o si es violento en casa con familiares, amigos o animales, atiéndalo hoy. No es normal.

¿Cómo criar niños tolerantes a la frustración y violencia?

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