En cuanto el núcleo de tu óvulo y el del espermatozoide se fusionan, forman un huevo o cigoto con 46 cromosomas, los cuales a su vez crean una cadena doble que se extiende en espiral que está formado por unos 30 mil genes (ADN). Y aunque no lo creas, esta carga genética es la responsable de determinar cada detalle de su cuerpo por pequeño que sea, desde la forma de sus pies y su temperamento, hasta la probabilidad de desarrollar ciertas enfermedades.
La totalidad de los genes de cada persona se llama genotipo. Una parte se manifiesta de manera externa creando el fenotipo, y otros no se hacen visibles nunca, pero sí se pueden transmitir a generaciones posteriores. Por eso es posible que tenga rasgos de sus abuelos.
Si desde ahora lo estás imaginando con la nariz tan perfecta de tu familia, el mentón de tu pareja y el brillante pelo de tu mamá, ¡detente! A pesar de que su ADN se compone del 50% exactamente proveniente de ti, y la otra mitad de papá, hay genes que son predominantes y ganan al momento de manifestarse. Por ejemplo, si uno de ustedes tiene los ojos cafés y el otro azules, es mucho más probable que su bebé nazca con los ojos marrones porque éste es el gen dominante; lo mismo pasa con el tono de piel: la tez morena predomina sobre la clara.
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