¿Tus papás sufren del Síndrome de los Abuelos Esclavos?
En México, desde hace muchos años es frecuente que los hijos se casen o se junten para formar una pareja y se queden a vivir en casa de los padres; con la llegada de los nietos, los ahora abuelos se convierten en el principal apoyo para el cuidado de los nietos… de uno o varios de sus hijos.
Lo que sí es nuevo es lo que muchos han empezado a llamar el “Síndrome de los Abuelos Esclavos”; es decir, cuando los abuelos que cuidan a sus nietos, descuidan su propia salud e incluso se enfrenten a situaciones de excesiva carga y responsabilidad. Este exceso de carga da lugar a problemas de estrés y sobrecarga emocional.
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Los abuelos asumen demasiadas responsabilidades para apoyar a sus hijos, cuidando a uno o varios nietos; incluso cuidando a sus propios padres, ya muy mayores. El precio es muy alto para los abuelos. No podemos olvidar que, muchas veces, ellos ya son adultos mayores que querrían disfrutar de su retiro, de su bien ganado derecho a pasar algo de tiempo libre desarrollando sus propios intereses, que pospusieron por cuidar a sus hijos. O simplemente descansando.
Cuando se les pregunta, muchos de ellos expresan sentirse cansados, presionados y estresados. Muchos reconocen que quisieran cambiar las cosas, pero no saben decir que no; saben que sus hijos necesitan el apoyo y prefieren padecer el Síndrome de los Abuelos Esclavos con tal de convivir con sus hijos y nietos.
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Tienen miedo a que se les malinterprete o a que los hijos, molestos porque ya no les ayuden, los dejen de ver o no les dejen ver a los nietos. De manera que, la pregunta natural es, ¿quién se preocupa de los abuelos?
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En muchos casos la triste respuesta es que nadie. Ellos lo dan todo por los demás y, con enorme frecuencia, reciben poco agradecimiento, muchas exigencias y ningún tipo de apoyo, incluso económico. Como los hijos llevan una vida muy ajetreada, pasan corriendo todo el día y no tienen tiempo de detenerse a pensar en que sus padres ya son mayores, que muchas veces necesitan ayuda, que fuera de dedicarse a cuidar a los nietos están muy solos y que desean desesperadamente el afecto de sus hijos.
Si te encuentras en esta situación, ya sea como quien recibe el apoyo o quien lo da, ¿qué puedes hacer para resolverla? Creo que la respuesta está en abrir las puertas a la comunicación. Cada uno de los adultos involucrados debe ser responsable de sí mismo: si tú como «abuelo esclavo” te estás dando cuenta que te la estás pasando mal, no puedes esperar a que los otros se percaten de ello solitos, debes hablarlo.
Si eres víctima del Síndrome de los Abuelos Esclavos, tampoco es deseable que sigas acumulando más cansancio del que puedes manejar, tal vez dolores en el cuerpo derivados del mismo cansancio o de cargar a los niños (lo que te genera, por ejemplo, dolor de espalda).
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Empieza por reconocer lo que te está sucediendo, evita que se acumule por más tiempo y busca un buen momento para hablar con tus hijos. Hazles saber cómo te sientes y juntos busquen un equilibrio que, para cada familia, puede ser diferente.
En algunos casos los padres podrán buscar alguien que pueda apoyar el trabajo de los abuelos; por ejemplo, contratar los servicios de una nana que vaya algunas veces por semana para cuidar a los niños puede aliviar el trabajo de los abuelos, pero la supervisión de los abuelos podrá dar a los padres la tranquilidad de que los niños están en un ambiente seguro.
Otra situación que ocurre con frecuencia es que, por estar ayudando a sus hijos, los abuelos no tienen ninguna fuente de ingresos económicos. Y claro, para algunas personas puede sonar chocante y desagradable el pensar en dar una compensación económica a los abuelos, a cambio del apoyo que están dando ellos para cuidar a los hijos. Pero recuerden que, para hacerlo, ellos están renunciando a la posibilidad de tener alguna otra fuente de ingresos.
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Si sufres del Síndrome de los Abuelos Esclavos, recuerda que no puedes olvidarte de ti mismo; para poder ayudar a los demás, debes comenzar por estar bien tú. Como bien dice el mensaje de seguridad en los aviones: “En caso de una emergencia, coloca primero la máscara de oxígeno sobre tu propia nariz”.
Si eres un joven padre que recibe apoyo de tus padres para el cuidado de tus hijos, recuerda cuidar también de tus padres. Todos quisiéramos que nuestros padres fueran eternos, muchos funcionan como si lo fueran y ellos responden a esta creencia, a esta necesidad. Pero la realidad es que necesitan de nuestro amor y de nuestro cuidado no sólo para poder seguir cumpliendo con estas funciones que ahora tienen asignadas, sino porque ellos también merecen una vida saludable.