Vivimos a mil por hora. Entre los pendientes, el celular que no deja de sonar, las prisas del trabajo y la vida en general, pareciera que nadie tiene tiempo para esperar… ni siquiera nuestros hijos. Y aunque no es su culpa, muchas veces nos preguntamos: ¿cómo enseñarles paciencia en un mundo donde todo es inmediato? No hay otro día mejor para aprenderlo que en Día Mundial de la Paciencia.
La buena noticia es que sí se puede. Según la doctora Michelle Shiota, psicóloga social, hay formas sencillas y efectivas para fomentarla.
¿Cómo criar hijos pacientes en el Día Mundial de la Paciencia?
1. Crear momentos para “esperar” en la vida diaria
¿Y si usamos el tiempo de espera como una herramienta? Una de las maneras más efectivas de cultivar la paciencia es justamente permitir que los niños esperen. En vez de evitar esos momentos (por ejemplo, resolviendo todo de inmediato o dándoles una pantalla al primer signo de aburrimiento), podemos aprovecharlos para enseñarles a tolerar la espera.
Shiota lo llama “crear experiencias de espera”. Es tan sencillo como dejar que tu hijo espere unos minutos antes de darle el snack, o pedirle que aguarde mientras terminas de preparar algo. No se trata de hacerlo sufrir, sino de mostrarle que esperar es parte natural de la vida… y que no pasa nada.
Puedes convertir esos momentos en oportunidades para hablar, jugar con la imaginación o simplemente observar el entorno juntos. La clave está en no correr a “rellenar” el tiempo vacío, sino dejar que lo experimenten.
2. Dejar que el aburrimiento haga su trabajo
Hasta parece que aburrirse es un pecado. Si un niño dice “me aburro”, corremos a entretenerlo. Pero ¿y si el aburrimiento no fuera tan malo? Shiota lo plantea así: el aburrimiento es una emoción útil que nos impulsa a buscar nuevas formas de involucrarnos con el mundo. Y aprender a tolerar ese momento incómodo es parte esencial del desarrollo de la paciencia.

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En lugar de correr por una tablet o prenderles la tele, puedes decirle algo como:
—“¿Qué se te ocurre que podrías hacer?”
—“A veces del aburrimiento salen las mejores ideas.”
Con el tiempo, los niños aprenden que pueden tolerar la incomodidad y transformarla en creatividad, juego libre o simple contemplación. Todo eso fortalece su capacidad de autocontrol y les da herramientas para la vida.
La paciencia también se aprende en casa
La paciencia no nace sola. Se cultiva, se modela y se fortalece con el tiempo. Y aunque no siempre es fácil (sobre todo cuando estamos agotadas y sin tiempo), crear espacios para que nuestros hijos esperen y se aburran un poquito puede ayudarles a crecer con más tolerancia, flexibilidad y calma.
Además, criar hijos pacientes empieza también por nosotras: si ven que no nos desesperamos ante la fila, el tráfico o la lentitud de las cosas, aprenden con el ejemplo.
Así que la próxima vez que tu hijo diga “me aburro” o se impaciente por algo, respira hondo y recuerda: en este mundo que corre sin parar, enseñar a esperar es un regalo que vale oro.