Pero, por desgracia, estos puntos intermedios a veces no existen y uno de los casos más frecuentes es en el que un hombre no quiere madurar y le cuesta trabajo tomar decisiones, aceptar responsabilidades, casarse o querer ser padre. A ellos se les suele tachar de inmaduros o hasta de tenerle miedo al compromiso, pero ¿qué pasa cuando un Peter Pan se encuentra con su Wendy?
El síndrome de Wendy
Todos conocemos el cuento del niño que no quiere crecer, que vive en el país de Nunca Jamás. Y conocemos también a la niña que acompaña a Peter Pan y que termina comportándose como su madre. Pero, ¿habías escuchado del síndrome de Wendy?
El síndrome de Wendy se manifiesta en una necesidad absoluta de satisfacer al otro, principalmente la pareja y los hijos. Esta conducta se debe al miedo al rechazo y al abandono y, por razones culturales, es más frecuente en las mujeres que en los hombres.
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Las mujeres sobreprotectoras tienden a presentar el síndrome de Wendy ya que, mientras su pareja tiene la necesidad de ser protegido, ella tiene la de proteger y sentirse necesitada. Así, terminan resolviendo los conflictos de su esposo y, poco a poco, terminan convirtiéndose en la madre de su pareja.
Señales de que eres una “Wendy”
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Quítate el síndrome
Como en la mayoría de los problemas psicológico, el primer y más importante paso es tomar conciencia del mismo. Darte cuenta de lo que estás pasando y de qué manera contribuyes a que este mal se siga repitiendo. Empieza a observar tus actitudes con tu pareja y si notas que te has convertido en el factor clave para que él resuelva sus problemas, algo está mal.
Ten claro que ni tú puedes ser la mamá de tu pareja, ni él quiere tener por pareja una mamá porque es un hombre con necesidades, deseos y voluntad. Si crees que salir de este conflicto será imposible, tal vez necesites acudir con un terapeuta e invitar a tu pareja a que te acompañe.
¿Por qué erradicar el síndrome de Wendy?
Además de que te estás haciendo daño por el exceso de responsabilidades, trabajo y estrés, le estás haciendo un daño a tu pareja y a tus hijos.
Por ejemplo, los hijos de mamás sobreprotectoras no saben actuar como adultos porque no desarrollan las habilidades sociales necesarias para sobrevivir en situaciones difíciles, valerse por sí mismos y llegar a ser productivos. Si tus hijos se percatan que tú solucionas todos sus problemas y también los de su papá, crecerán pensando que no necesitan hacer nada más para lograr lo que quieren.
Con información de Nancy Steinberg
La Doctora de los Niños
5294 – 1085
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@doctora_nancy
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