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¿Cómo ponerle límites a tus hijos sin castigos?

Una experta te habla sobre la importancia de ponerle límites a tus hijos sin castigos y cómo lograrlo para que de verdad te hagan caso.

Si no estás a favor de los castigos ni las amenazas, pero tampoco sabes cómo lograr que te pongan atención, una psicóloga experta en crianza positiva te ayuda a encontrar el mejor camino para ponerle límites a tus hijos sin castigos.

TIPS para ponerle límites a tus hijos sin castigos

No se trata de generar miedo sino cambio

Los castigos generan miedo, angustia y tristeza, emociones que liberan la hormona cortisol, la cual se produce en momentos de estrés y sensación de peligro. De esta manera, las cantidades elevadas y constantes de cortisol disminuyen la capacidad de acción del “cerebro racional” y, en consecuencia, actuará solo por instinto para “sobrevivir al peligro”.

Por ello, un castigo o amenaza nunca será el camino para ponerle límites a los hijos. “Pues lo que buscamos es que ellos reflexionen y cambien las conductas que no son apropiadas, el objetivo es que modifiquen esa acción incorrecta, no que nos tengan miedo”, dice la psicoterapeuta, María de Lourdes Castrejón Serna, integrante de Salud Mental para Todos (SAMET).

Además, “recordemos que los límites nos mantiene seguros, es un espacio donde podemos movernos sin causar daño a otros ni a nosotros mismos. Por eso, hay que comprender cómo estructurarlos”. Esto es importante a la hora de ponerle límites a tus hijos sin castigos.

Así que “cuando nuestros hijos pasen esos límites, hay que hacerles ver que lo que hicieron fue inadecuado. Enseguida, buscamos —junto con ellos— la forma de reparar el daño. Incluso, podemos trabajar la empatía, la seguridad y la responsabilidad en esos momentos. Claro que se sentirá el enojo, pero será mejor gestionado para que el niño controle sus emociones, al igual que el adulto”, explica Castrejón Serna.

Límites flexibles y otros inamovibles

Si quieres ponerle límites a tus hijos sin castigos. Es importante explicarle a nuestros hijos para qué sirven los límites o por qué los consideramos importantes. En algunas ocasiones se vale que ellos planteen alternativas a esos límites y, en otros casos, los límites serán inamovibles.



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Por ejemplo: tu hija tiene muchas tareas que no había subido a la plataforma de la escuela y la invitaron a una comida por el cumpleaños de una amiga, la puedes castigar no llevándola o decirle: si alcanzas a subir todas las tareas pendientes antes de la comida, podrás ir.

Entonces, tu hija elige ir al cumpleaños de su amiga. Por ello, no podrá jugar unos días por la tarde porque estará subiendo sus tareas, se cansó e incluso se avergonzó porque tuvo que hablar con la maestra y pedirle la oportunidad de subir los pendientes. Después, platica con tu hija respecto a lo que experimentó al no hacer sus tareas a tiempo y a partir verás que ella es más puntual con sus entregas escolares.

En otros casos los límites son inflexibles e inamovibles, por ejemplo cuando tu hijo quiere salirse de casa solo, fumar o beber alcohol. Esos son límites que no deberá cruzar mientras esté bajo tu cuidado o sea menor de edad.

¿Castigos positivos y negativos?

“Algunos padres clasifican los castigos como negativos o positivos, Los primeros ocurren cuando reprimimos a los niños o jóvenes con un regaño o una nalgada, esperando que no se repita. El segundo tiene que ver con restringirle algo que le guste, como quitarle el videojuego o cancelar una salida”, indica la entrevistada quien nos explica que esto es básico a la hora de ponerle límites a tus hijos sin castigos.

No obstante, “si lo pensamos un poco, los castigos al final del día no generan aprendizajes significativos, es decir, mi hija aprende a tenerme miedo porque soy la persona que le puede dar y quitar como me plazca, probablemente no entienda dónde estuvo lo falla o el porqué de su conducta inadecuada”, precisa la experta.

En cambio, si hablamos de consecuencias a sus acciones, estas tendrían que estar ligadas a la conducta inadecuada.

Castrejón Serna refiere que “jamás hay que utilizar ningún castigo físico, sólo generamos que nos obedezcan por miedo y no porque sean capaces de comprender la situación. También es importante generar hábitos, pues generalmente castigamos porque no hacen sus deberes u obligaciones. Sin embargo, en la medida en que haya constancia en los hábitos, no será necesario castigarlos”.

Además, a la hora de ponerle límites a tus hijos sin castigos también es importante no ofender o juzgar. Por ejemplo: en lugar de decirle eres un flojo, puedes decir: veo que por jugar no te dio tiempo de hacer tu tarea. ¿Cómo lo vas a resolver?

Así, “para poner límites claros hay que explicar por qué o para qué está una regla puesta en casa”, indica Castrejón Serna y afirma que “es muy importante tener en cuenta que nuestros hijos no piensan como nosotros y pocas veces pueden prever las consecuencias de sus acciones, puesto que la parte frontal del cerebro (responsable de la anticipación) aún no esta funcionando al 100%, eso sucede entre los 21 y 25 años, así que seguirán existiendo fallas y hay que estar preparados.

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