
¿Tú cómo dañas a tu hijo?
Como padres a veces estamos al borde de la presión y no sabemos cómo controlarnos. Sin embargo esto no es motivo para desquitarnos con nuestros hijos; en especial, con frases que dañan la autoestima de los críos… ¿Identificas alguna?

Comparación
Comparar a tus hijos es de las peores cosas que puedes hacer como padre. Cada uno tiene sus habilidades y debes respetar su individualidad y que ambos son capaces e inteligentes. De lo contrario crearás rivalidad entre ellos.

El rechazo
Rechazar el abrazo o el beso de tu hijo, incluso cuando ha hecho un berrinche solamente fomentará que las muestras de afecto disminuyan o desaparezcan. Al crecer, será un padre distante e incapaz de ofrecer amor a cualquier persona.

Supresión
Evitar que tu hijo llore o exprese cualquier sentimiento ocasionará que tus hijos carguen con problemas emocionales que los puede llevar a la depresión.

Inutilizar
Cuando son pequeños están en un proceso de aprendizaje por lo que es normal que ciertas cosas les cuesten trabajo. Como papás debemos tener paciencia para seguirles enseñando y jamás hacerlos sentir incapaces de algo.

Acusarlo de ser un problema
Decirle esto a tus hijos es etiquetarlos como problemáticos, lo que los hará sentirse así y terminarán convirtiéndose en eso.

Burlarse
Burlarse de los errores o accidentes de tu hijo puede hacerlo sentir tonto, esto dañará su autoestima y crecerá pensando que es torpe.

Amenazar
Si quieres que tu hijo crezca pensando que para lograr algo, deba utilizar la intimidación, puedes seguir usando esta frase; sin embargo, las consecuencias puede ser que la confianza hacia los padres se pierda y a cambio se tenga miedo por parte de los críos.

Etiquetar
Los expertos dicen que cuando los padres transmiten estas frases a los niños, el mensaje que ellos entienden es «Soy así y no puedo cambiarlo». Por lo tanto, no esperes que crezca siendo lo que tú consideras como «bueno».

Humillar
Promover la vergüenza como método disciplinario sólo conseguirá humillarlo y minar su autoestima.
