• El rechazo leve: Es cuando existen algunos signos de desagrado en la relación con el padre o la madre. No hay evitación y la relación no se interrumpe.
• El rechazo moderado: Él o los hijos no quieren ver al padre o la madre. Niega todo afecto hacia él y evita su presencia. El rechazo se generaliza a su entorno familiar.
• El rechazo intenso: El rechazo adquiere características fóbicas con fuertes mecanismos de evitación. Puede aparecer sintomatología psicosomática asociada.
• En un divorcio conflictivo el niño juega un rol que no le corresponde como sería el niño Hipermaduro, el niño Espía, el niño Dividido, el niño Mensajero, el niño Colchón, el niño Confidente, el niño Víctima del sacrificio de alguno de los padres, niño ante un conflicto de Lealtad y efecto Bumerán.
Libro 90 respuestas claras para mamás novatas.
El divorcio
Cuando los divorcios se convierten en un conflicto, empiezan los problemas para los hijos. «Comienza la guerra psicológica», que suele traer graves consecuencias en el futuro: «Depresión, ansiedad, problemas de autoestima, con las relaciones de pareja, de sociabilidad».
Las separaciones poco amistosas suelen desembocar en actitudes como:
• «Poner trabas a las visitas, desaparecer y mudarse a más de 1,000 kilómetros del otro progenitor, cortar las llamadas telefónicas, intentar que se rompa el vínculo con la otra parte y que el hijo se ponga en contra del padre o la madre que no está con él».
• Una vez que los padres deciden separarse es muy importante la forma en que «se comunica la ruptura». «Lo más importante es no involucrar a los hijos en la decisión del divorcio y comunicar la noticia a los dos progenitores juntos, cuando la decisión este ya tomada».
• Es FUNDAMENTAL que los hijos sepan que aunque no vayan a ser pareja «continúan siendo sus padres».
Formas de maltrato infantil, escuchen y prevengan
PREVENCIÓN
• Es antes de llegar a los tribunales cuando «sería ideal resolver estos problemas».
• Para ello está la figura del mediador familiar que intenta poner paz entre las partes.
• De lo que se trata es de que cuando una pareja va a separarse NINGUNO DE LOS PROGENITORES pierda ningún derecho con respecto a los hijos.
• El problema, viene cuando no se resuelven los conflictos entre la pareja y llegan las acusaciones, las denuncias y los juzgados.
Lo que no debemos hacer
• No involucrar a los hijos en la toma de decisión que desemboca en el divorcio.
• Por muy distante y tensa que sea la relación de los padres hay que evitar caer en ciertas actitudes que pueden perjudicar la estabilidad de los hijos.
• Es importante no poner trabas a las visitas, no trasladar el núcleo familiar demasiado lejos del progenitor que no tiene la custodia.
• En definitiva, intentar que no se rompa el vínculo con ninguna de las partes. Lo ideal en los procesos de divorcio es evitar que el proceso llegue hasta los tribunales.
Comportamientos clásicos de un progenitor alienador
• Impiden el contacto telefónico con los hijos.
• Suelen organizar diferentes actividades con los hijos durante el período que el otro progenitor debe ejercer su derecho de visita.
• Presentan a su nuevo cónyuge a los hijos como su nueva madre o su nuevo padre.
• Desvalorizan e insultan al otro progenitor delante de los hijos y también en ausencia del mismo.
• Impiden al otro progenitor ejercer su derecho de visita.
• “Se olvidan” de avisar al otro progenitor de citas importantes del niño con dentistas, médicos, psicólogos, etc.
• Toman decisiones importantes sobre los hijos sin consultar al otro progenitor (religión, elección de la escuela).
• Impiden al otro progenitor el acceso a los expedientes escolares y médicos de los hijos.
• Cuentan a los hijos que la ropa que el otro progenitor les ha comprado es fea y les prohíben usarla.
• Amenazan con castigos a los hijos si se atreven a llamar, escribir o a contactar con el otro progenitor de la manera que sea.
• Reprochan al otro progenitor los malos comportamientos de los hijos.
• Ridiculizan los sentimientos de afecto de los niños hacia el otro progenitor.
• Premian las conductas despectivas y de rechazo hacia el otro padre.
• Presentan falsas denuncias de abuso (físico y/o sexual) en los tribunales para separar a los niños del otro progenitor.
Motivos de la alineación del padre alienante
• límites escasos: el alienante no distingue entre sus deseos y los del niño.
• venganza: ciertos padres alienantes se sienten rechazados; un modo de vengarse es privar al otro progenitor de sus hijos.
• narcisismo: muchos padres se sienten inferiores, para convencerse de su superioridad menosprecian al otro padre.
• culpabilidad: ciertos padres divorciados toleran mal la culpabilidad de sus acciones y se focalizan en los fallos del otro padre.
• inseguridad: ciertos padres dudan de su capacidad para mantener el cariño de sus hijos y consideran al otro como un competidor que les pone en riesgo.
• búsqueda de confirmación: ciertos padres buscan que la audiencia confirme su discurso.
• paranoia: los paranoicos catalogan al entorno como amenazante para ellos, quien no está conmigo está contra mí. El niño recibe esta presión.
¿Cómo identificar a un niño alienado?
• Aparentemente sienten miedo u odio implacable hacia el progenitor alienado
• Repiten como loros lo que les dice el progenitor alienador
• El niño no quiere visitar o pasar nada de tiempo con el progenitor odiado
• Muchas de las opiniones de los niños encajan con las del alienador
• Las opiniones son falsas, delirantes y frecuentemente irracionales
• No están intimidados por los tribunales
• Frecuentemente las razones que dan sobre sus experiencias personales con el progenitor odiado reflejan claramente la influencia del “alienador obsesivo”
• No se sienten culpables sobre su comportamiento con el progenitor odiado
• Comparten la campaña con el progenitor alienador y juntos dan los pasos para denigrar al progenitor odiado
• El odio obsesivo de los hijos se extiende a la familia extensa del progenitor odiado sin sentimiento de culpa ni remordimiento
• Pueden mostrarse como niños saludables y normales hasta que son preguntados por el progenitor alienado que desencadena su odio.
Consecuencias en los niños
• Trastornos de ansiedad
• Trastornos en el sueño y en la alimentación
Trastornos de conducta
• Conductas agresivas
• Conductas de evitación
• Utilizan lenguaje y expresiones de adultos
• Dependencia emocional
• Dificultades en la expresión y comprensión de las emociones