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5 Beneficios de que los niños jueguen con agua

Jugar y hacer ejercicio en el agua es divertido, pero además tiene beneficios. Conoce la lista de motivos para que los niños jueguen con agua

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Ya sabemos que el agua nos relaja a todos y más a los niños. Su sonido, sentirnos más ligeros dentro de ella, su temperatura, son factores que nos ayudan a desestresarnos. Sin embargo no se trata de estar inmerso en agua nada más: jugar en el agua permite a los niños tener muchos otros beneficios.

 

Aquí 5 beneficios de que los niños jueguen con agua

 

Hidroterapia para necesidades especiales

 

La hidroterapia es un tipo de fisioterapia que se ocupa de los usos del agua sobre el organismo humano con fines terapéuticos. En niños tiene distintas aplicaciones. La hidroterapia Halliwick, por ejemplo, está basada en los principios del aprendizaje motor.

Esta terapia existe desde mediados del siglo pasado y fue creada por un ingeniero especializado en la mecánica de fluidos aprovechando las fuerzas de flotación y de gravedad. También existe la kinesiología acuática. Ésta es recomendada especialmente para tratar dolores y espasmos musculares.



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Por los beneficios que ofrecen dichas terapias, éstas se recomiendan para niños con trastornos del desarrollo, parálisis cerebral, enfermedades neuromusculares, autismo ó enfermedades metabólicas entre otras. La hidroterapia se aplica a través de juegos y actividades dinámicas para que el paciente aproveche todos sus beneficios mentales, físicos y emocionales.

A pesar de que es una práctica especializada, cualquier niño puede obtener beneficios similares de tan solo estar jugando en una tina. Y es que los niños jugando con agua mejoran:

 

Equilibrio y fuerza

¿Cómo? ¡Pero si solo están chapoteando! No, no, es mucho más que eso. Jugar en agua es reconocer un territorio, una superficie distinta en la que las reglas son otras aún para las actividades más simples. Piénsalo. Caminar dentro de un cuerpo de agua nos hace recalcular nuestros movimientos. Incluso aplaudir debajo del agua es toda una experiencia novedosa. Y es que el agua agrega resistencia a los movimientos que se hacen dentro de ella y por eso se necesita más fuerza muscular para moverse dentro de ella.

 

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Coordinación

Cuando ya se trata de nadar, este ejercicio desarrolla habilidades motrices que ayudan a mejor la coordinación. Los movimientos de brazadas y pataleo ayudan a los niños a coordinar ambos lados del cuerpo para lograr moverse dentro del agua. Al nadar los niños practican esta habilidad. También al tratar de caminar en una superficie que no está del todo seca o bien, tiene cierta circulación de agua. Todo esto mejora su coordinación motora.

Habilidades sociales y de comunicación

 

En el agua, los niños exploran e interactúan uno con el otro. Van descubriendo cosas y las comparten emocionados al tiempo que suceden. Además, tener logros en el agua ayuda al autoestima. Muchas veces incluso se organizan espontáneamente actividades de equipo que los ayudan a ser más cooperativos y empáticos.

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Aprendizaje

Los cuerpos de agua ofrecen una buena oportunidad para hacer experimentos físicos y descubrimientos. Pueden ver cómo se desplaza el agua cuando se agrega un cuerpo con volumen o cómo se mueve una varita de madera que es arrastrada por un riachuelo. Aunque los niños ya hayan jugado con tierra, por ejemplo, ¿qué pasa cuando se mezcla con agua? Todo eso los emociona e incentiva a seguir aprendiendo.

 

Creatividad

El agua permite a los niños usar mucho su imaginación. Mientras los niños juegan, pueden estar haciendo como que trabajan de distintas maneras. Lograr manipularla también les requiere habilidades creativas. Manipular agua también los ayuda a encontrar soluciones distintas a problemas conocidos.

Seguridad ante todo

Los niños necesitan supervisión constante cuando están en el agua, aunque sea solamente en una tina o un chapoteadero pequeño. Los niños pequeños son los que corren más riesgos: un niño se puede ahogar en 6 cm de agua. Eso quiere decir que un accidente puede suceder en el momento que menos lo esperes. Nunca dejes de cuidar y ver a los niños cuando se encuentren jugando con agua.

Los tres años es una buena edad para empezar a tomar clases de natación, pues ya no enferman tanto de las vías respiratorias y también sus oídos corren menos riesgo. Sin embargo, si un niño está en contacto constante con albercas o cuerpos grandes de agua, es importante que aprenda a nadar lo antes posible.

Nunca asumas que un niño que sabe nadar no tiene riesgo de ahogarse. Todos los niños deben ser cuidados mientras están en el agua, sin importar sus habilidades natatorias.

 

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Si le tiene miedo al agua…

Muchos niños pequeños le tienen miedo a cuerpos extensos de agua e incluso a sentir el agua en la cara mientras se bañan. Para superar esta limitante, hay varias cosas que puedes hacer:

Da pequeños pasos y elógialos
Superar el miedo al agua es un proceso gradual. Empieza por invitarlo a meter un pie en el agua y cuando lo haga, aunque sea por un segundo, aplaude mucho su valor. Y así, primero un pie, después el otro y todo el tiempo reforzándolo positivamente.

Echa mano de salvavidas y flotadores
Todos los accesorios que sirvan para flotar pueden hacer que los niños se sientan más cómodos en el agua.

Agua en la cara
A muchos niños les molesta mucho sentir agua en la cara. Puedes intentar que lo hagan con unos goggles bien ajustados. Una técnica usada en las clases de natación infantil es ponerlos a soplar burbujas en el agua. Puedes hacerlo incluso en una palangana en el baño. El punto es que se acostumbren a tener agua en la cara sin molestarse.

Juegos de agua
Antes de intentar meterlo a una piscina enorme, empieza con una alberca inflable en el patio o incluso en la tina, jugando con burbujas o pistolitas de agua, para enseñarle que no hay nada de qué temer. También pueden jugar a lavar los juguetes en una tinita y a salpicarse mientras lo hacen.

Involucra otros niños
Las vacaciones, los clubes deportivos o las clases de natación son muy buenas para esto, pues cuando ven otros niños divirtiéndose en el agua es muy probable que ellos quieran estar ahí también.

Clases de natación
Cuando sea el momento, elige un lugar en donde la alberca no sea tan grande, que tengan un sistema amable con los niños y que puedan tener la mayor atención posible. Existen lugares en los que incluso tú puedes darle la clase con ayuda del instructor y eso resta mucho temor a los niños.

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