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¿Qué le pasa al cerebro de un niño que no duerme bien?

Cuando no dormimos, generalmente lo minimizamos, aunque sabemos que trae consecuencias, pero ¿te has imaginado qué daño le genera al cerebro de un niño?

Cerebro de un niño que no duerme
Dormir es un proceso fisiológico indispensable para la salud en cualquier etapa de la vida: desde que el bebé se está formando el sueño contribuye al desarrollo del sistema nervioso central y a partir de que nace participa de forma medular en el crecimiento, la formación de defensas, la organización de la información que se recibe a lo largo del día y la regulación del metabolismo. Pero ¿qué sucede en el cerebro de un niño cuando no duerme bien?

Consecuencias en el cerebro de un niño que no duerme bien

Ya en gestación podemos ver cómo las fases de sueño comienzan a estructurarse, y es al dormir cuando se forman las conexiones y se estructuran los centros nerviosos superiores, además de que se lleva a cabo la síntesis de proteínas, a partir de la información genética.

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Al igual que el cerebro de un niño, el sueño va cambiando a lo largo de su vida, ajustándose a nuestras necesidades de desarrollo, pero ¿qué pasa si no dormimos bien en las primeras etapas?

Un bebé debe dormir por lo menos 20 horas diarias, incluidas las siestas, y al llegar a los dos años, alrededor de 13. Cuando no se cubren estas horas el bebé estará irritable, con mucha energía, poco tolerante a la frustración y sobreestimulado.  Los niños que no duermen tienden más a enfermarse y tardan más tiempo en recuperarse; pueden presentar un crecimiento lento e incluso deterioro en el aprendizaje.



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Por otro lado: 10 cosas que no sabías de su cerebro

Si bien nuestro cerebro es capaz de trabajar para mantener la integridad de nuestras funciones, no dormir de manera adecuada nos mantiene por debajo de nuestro funcionamiento ideal y esta falta de sueño no se compensa, es decir el sueño perdido nunca se recupera.

Aunque el sueño es un proceso natural, es fundamental marcar pautas para que el cerebro de un niño, y también de los adultos, se mantenga lo más sano posible, como: mantener horarios regulares, espacios adecuados y oscuros para dormir, cuidar la alimentación, evitar dispositivos electrónicos antes de acostarse y promover las horas adecuadas de sueño de acuerdo a la edad.

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Un bebé que duerme bien tendrá menos posibilidades de sufrir trastornos de sueño en la edad adulta y problemas con el estado de ánimo, asimismo, tendrá un buen rendimiento en cualquier actividad, pues estará tranquilo, de buen humor y podrá desarrollar al 100% sus capacidades. Promover el buen sueño desde el nacimiento, es promover salud, bienestar y calidad de vida.

 

Artículo  de: Dra. Guadalupe Terán

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